Mi té preferido es el Earl Grey. Un té negro aromatizado con aceite de bergamota, una planta cítrica del sur de Italia. Y mi chocolate favorito es el negro. Así que recibí con mucha ilusión esta tableta de la afamada marca belga Dolfin, regalo de mi amigo Manolo. ¡¡Gracias mil!!
La degustamos junto a nuestra amiga Natalia. Nos costó percibir el sabor a té, en comparación a otras dos tabletas que catamos de la misma marca, con sabores más potentes, y que reseñaré otro día. Pero no negamos que este chocolate estaba muy bueno.
El envoltorio de la línea de sabores de Dolfin (incluye 20) es muy curioso: es un sobre doble que recuerda las bolsas de tabaco para pipa. Este original embalaje permite una mejor conservación del chocolate. En la parte de detrás del envoltorio, además de los ingredientes, se indica el valor nutricional. En el interior, la bolsa que recubre la tableta contiene dibujos de la bergamota, las hojas del té, la planta del cacao, un molinillo, etc. La tableta pesa 70 g y se divide en 6 onzas alargadas y con decoración de rayas en distintas direcciones. El chocolate se rompe con una fractura limpia y un buen sonido aunque su aspecto no es muy brillante. Está cubierto por un polvillo rústico.
Ingredientes: pasta de cacao, azúcar, manteca de cacao, té Earl Grey, vainilla natural, lecitina de soja. 52% de cacao.
LA CATA
Aroma. Más a bergamota que a té, muy sutil. Olor a buen chocolate negro, aunque no muy acentuado.
Textura. A medida que va derritiéndose el chocolate, deja paso a pequeñas hebras del té. Es una textura granulosa pero que no molesta en la lengua aunque se incrusta en algunos dientes.
Sabor. Dolfin lo valora como un chocolate que combina la refrescante dulzura de la bergamota con el sabor fuerte del chocolate. Aunque en el envoltorio se anuncie como chocolate amargo en castellano, no es un chocolate amargo al uso, al menos para un paladar español, ya que el belga es más dulce. Se aprecia en seguida el gusto floral de la bergamota y posteriormente el del té, con un toque tostado. Deja un agradabilísimo perfume final en boca e incluso anisado, si se rompen las hebras del té. Dolfin recomienda este chocolate a media tarde, para un té con acento británico.
DOLFIN
The Art of Blending es su lema. El arte de la mezcla. Esta empresa chocolatera de Bélgica no ofrece nada de información sobre la historia de la marca en la página web. Gracias a san Google, encuentro que los hermanos Michael y Jean-François Poncelet la fundaron en 1989. Sus padres fueron propietarios de Neuhaus, otra famosa marca belga de chocolates. El prestigio de Dolfin es mundial y sus chocolates se encuentran en conocidas tiendas de delicatesen.